Ingredientes:
- 3 cebollas
- 3 cucharadas de azúcar
- Vinagre balsámico
- Aceite
Elaboración:
Lo primero que tenemos que hacer es cortar las cebollas. Vamos a usar 3 porque reducen mucho de tamaño y es la forma de que obtengamos una cantidad aceptable del producto.
Las vamos a cortar en tiras finitas y a ponerlas en la sartén con un poco de aceite a fuego medio para que se hagan. Vamos removiendo de vez en cuando y esperamos hasta que se quede transparente, sin llegar a dorarse.
Cuando tengamos la cebolla transparente le echamos el azúcar, una cucharada sopera por cebolla, 3 en total, y lo mezclamos todo bien, dejándolo cocer a fuego bajo, ¿hasta cuando? pues hasta que veamos que la cebolla empieza a quedarse pegajosa, señal de que el azúcar se ha derretido.
Ahora que empieza a caramelizar y a quedarse pegajosa la cebolla le añadimos el vinagre, un chorrito pequeño, a ser posible de vinagre balsámico, ya que le dará más sabor y color a la cebolla.
Lo dejamos cociendo todo a fuego bajo, cuanto más tiempo mejor, hasta que vayamos a servirla.
Para sacarla lo mejor es coger un tenedor e ir poniéndola en su destino final, logrando así que no tenga tanto aceite (recomiendo guardar este aceite para otros usos, ya que tiene un sabor muy bueno que le aportará un toque a nuestras comidas).
Y con esto...¡ya tenemos nuestra cebolla caramelizada!
Es un ingrediente muy sabroso y que combina a la perfección con multitud de alimentos, pudiendo mezclarla con bacalao, pate, lomo, solomillo, queso de cabra...¡o con lo que se os ocurra!
¡¡Buen provecho!!
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